El mayor gancho de My Dress-Up Darling para los fans del anime, aparte de la mejor chica de la temporada, Kitagawa Marin, es su énfasis en el cosplay. La pasión de Marin por esta afición y el esfuerzo que los mangaka ponen en su investigación hacen de la serie una verdadera carta de amor, al capturar la emoción que se encuentra en cada aspecto del cosplay, desde la elección del personaje hasta el uso del producto terminado en un evento.
Sin embargo, no sólo muestra la parte estética del cosplay. Por cada gran foto que Marin cuelga en las redes sociales, hay un camino mucho menos glamuroso. Para muchos, el cosplay es algo más que llevar la misma ropa que sus personajes favoritos. Es un trabajo de amor por un personaje o una serie que ha tenido un impacto en la vida de uno, y a menudo lo priorizan sobre necesidades básicas como el sueño o la comodidad. Algunos de estos incidentes pueden evitarse con una gestión adecuada del tiempo, pero otros deben aprenderse a base de ensayo y error. My Dress-Up Darling destaca por retratar esto.
Al final del episodio 3, Marin le dice a Gojo que le gustaría asistir a un evento de cosplay dentro de dos semanas. Mientras que ella ve el comentario como parte de su conversación, Gojo interpreta esta información como una fecha límite para que él complete el cosplay. Lo que sigue en el episodio 4 son dos semanas estresantes en las que Gojo se enfrenta a una emergencia familiar, mantiene la tienda de muñecas y se presenta a los exámenes, todo ello además de completar el disfraz de Marin. Cada momento que puede dedicar a la confección de este traje, hasta el punto de que empieza a ignorarla y deja que la casa caiga en el desorden. Cuando por fin termina, lo único que puede hacer es avisar a Marin de que ha terminado y se va a la cama.
Aunque este sea un ejemplo extremo, es una situación en la que se han encontrado muchos cosplayers en algún momento, especialmente si hacen sus propios trajes. En el mundo del cosplay occidental, esto se llama “con crunch”. Es básicamente una versión de estudiar para un examen la noche anterior en lugar de estudiar un poco cada noche. La principal diferencia, sin embargo, es que Gojo se asignó a sí mismo el plazo de entrega en My Dress-Up Darling, mientras que la mayoría de los cosplayers se encuentran en el con crunch debido a la procrastinación.
Con el cosplay hecho y Marin contento con el resultado, se muestra la siguiente experiencia común de los cosplayers. En el episodio 5, después de pasar horas en el evento haciendo fotos, Marin vuelve con Gojo y le dice que se está acalorando con el disfraz y que necesita quitárselo. Encuentran una escalera vacía y ella expone toda la piel que puede sin ser demasiado indecente en público, mientras él la ayuda a refrescarse.
Un detalle muy importante a tener en cuenta cuando se hace un cosplay es el lugar de celebración y las posibles temperaturas extremas. Si un cosplayer asiste a un evento en verano, como Marin y Gojo, el sobrecalentamiento es un riesgo enorme. Todo lo que un cosplayer lleva, desde la ropa hasta la peluca, retiene el calor. Si un disfraz está hecho de materiales pesados u oscuros, que es lo que ocurre con el disfraz de Shizuku de Marin, el sobrecalentamiento sólo puede ocurrir más rápido.
La mejor manera de evitarlo es vestirse teniendo en cuenta la temperatura. Hacer un cosplay de un personaje con ropa ligera y vaporosa o que exponga mucha piel sería una buena opción para una convención de verano. Sin embargo, como ambos son principiantes, Marin y Gojo priorizaron la precisión sobre la comodidad. Como alguien que sólo ha hecho ropa para muñecas anteriormente, Gojo no tuvo en cuenta la capacidad de Marin para moverse con el traje o cuánto calor retendría. De hecho, insistió en la tela más pesada porque le parecía más adecuada para el origen de Shizuku.
La incorporación de la experimentada Sajuna trae consigo otro problema para los cosplayers. Aunque al principio se niega a hacer cosplay con Marin, rápidamente cambia de opinión cuando ella y Gojo se ofrecen a contribuir a los gastos del estudio. Es posible que los cosplayers alquilen espacios y los utilicen como fondos de la serie, pero no son nada baratos. Sajuna dice que el estudio cuesta 15.000 yenes (aproximadamente 130 dólares) por hora. Además de lo que el cosplayer se haya gastado en su traje, es fácil ver que el cosplay es un pasatiempo caro.
A pesar de todos los problemas, los cosplayers aman su afición. Algunos incluso lo han convertido en su carrera. El cosplay es una actividad física, mental y económicamente agotadora para quienes la practican. My Dress-Up Darling no pasa por alto esta realidad, mostrando al público el fruto del duro trabajo de un cosplayer. Esta afición no es para todo el mundo, ya que muchos lo intentan y deciden que el esfuerzo no merece la pena, pero los que se enganchan a ella lo dan todo.