En Fullmetal Alchemist: Brotherhood, la práctica de la alquimia se sitúa en la cúspide de la ciencia. Permite a sus practicantes alterar la composición de la materia mediante el proceso de transmutación, una habilidad que resulta útil tanto en el combate como en la vida cotidiana. A pesar de sus múltiples usos, la alquimia es una ciencia y, como tal, está sujeta a las leyes del universo. La principal ley de la alquimia es la del Intercambio Equivalente.
La Ley del Intercambio Equivalente
El Intercambio Equivalente es el principio que limita el infinito potencial de la alquimia. Es un concepto sencillo: no se puede crear algo de la nada, por lo que para obtener algo, hay que perder otra cosa de igual valor. A partir de aquí, el Intercambio Equivalente se ramifica en dos leyes fundamentales: la Conservación de la Masa y la Conservación de la Providencia.
La Ley de Conservación de la Masa dicta que un objeto no puede crearse de la nada, y si se deconstruye, dicho objeto se reducirá a componentes cuya suma es igual en masa. Por ejemplo, un objeto con una masa de un gramo sólo puede transmutarse en un objeto con masa igual a un gramo. Si se deconstruye un objeto de un gramo, el proceso dará lugar a componentes cuya suma sea igual a un gramo.
La Ley de la Providencia Natural establece que los objetos compuestos por un determinado material o elemento sólo pueden transmutarse en objetos de composición similar. Por ejemplo, los objetos de piedra pueden transmutarse en otros objetos de piedra, pero no en objetos compuestos principalmente de agua.
El tabú de la alquimia: la transmutación humana, el rebote y la verdad
La alquimia, aunque es capaz de realizar hazañas milagrosas, no está exenta de límites. Revivir a los muertos mediante el proceso de transmutación humana es imposible, y un acto considerado tabú en el mundo de la alquimia. Para revivir a alguien que ha fallecido, tanto su alma como su cuerpo original deben ser transmutados, afirmando Alphonse Elric que un alma errante sólo puede volver a su cuerpo original y viceversa. Por eso su alma empieza a rechazar la armadura, ya que no es el recipiente adecuado para su alma.
Fullmetal Alchemist establece que el valor de un alma humana es incuantificable, y como no se puede crear algo sin que se pierda un objeto de igual valor, nunca se podrá intercambiar algo de valor infinito. Sin embargo, esto no impide que los alquimistas lo intenten, ya que a veces el dolor de la pérdida de un ser querido prevalece sobre la lógica. Si se realiza una transmutación humana, el alquimista responsable paga un alto precio, ya que el trueque de un alma de valor infinito con materiales de valor finito hace que la ecuación alquímica se desequilibre, provocando un rebote.
Los rebotes exigen un peaje al que comete el tabú para reequilibrar el intercambio: Alphonse pierde su cuerpo y Edward una pierna al intentar revivir a su madre, Edward también pierde un brazo al unir el alma de Alphonse a la armadura e Izumi Curtis es despojada de numerosos órganos tras intentar revivir a su bebé. El peaje se cobrará incluso si el tabú se comete sin querer o en contra de la propia voluntad, ya que Roy Mustang es despojado de su vista a pesar de ser obligado a realizar la transmutación humana por el Padre y el Homúnculo.
El castigo por la transmutación humana es severo no sólo porque va en contra de la ley de intercambio equivalente, sino también porque desafiar esta ley significa que un humano ha intentado jugar a ser Dios, siendo Dios en Fullmetal Alchemist la Verdad. Cualquiera que intente la transmutación humana es teletransportado a través de su propia Puerta de la Verdad (que permite realizar la alquimia) y llevado ante el ser que da nombre a la puerta. La Verdad es Dios en el sentido de que posee un conocimiento infinito, incluyendo el de la alquimia, la historia del mundo y mucho, mucho más. Cuando se atraviesa la Puerta de la Verdad, este conocimiento infinito se muestra y es absorbido por el alquimista objetivo. Junto con este conocimiento, la entrada en el dominio de la Verdad también permite al alquimista realizar alquimia sin el uso de un Círculo de Transmutación (las leyes básicas de intercambio equivalente siguen aplicándose).
El uso de una Piedra Filosofal es la única forma de realizar una Transmutación Humana sin provocar un rebote. Esto se debe a que las Piedras Filosofales están compuestas por múltiples almas, lo que permite que su contenido se intercambie por igual en las transmutaciones humanas. Sin embargo, aunque es posible, la moralidad de este acto es cuestionable debido a que la creación y el uso de una Piedra Filosofal no son éticos para empezar.
El único otro caso de transmutación humana con éxito es la transmutación final de Edward Elric, en la que ofrece a la Verdad su propia Puerta de la Verdad y, por tanto, su capacidad de utilizar la alquimia a cambio del alma y el cuerpo de Alphonse. Como los valores en cuestión son incalculables para empezar, se puede dejar a la especulación si se trata o no de un verdadero intercambio equivalente. Sin embargo, es innegable que en este momento Eduardo sacrifica el poder absoluto, una idea que si se realiza tiene un valor infinito, a favor de salvar a su hermano. La verdad es un ser omnisciente, así como la imagen en el espejo del alquimista que tiene delante, y como tal puede discernir lo que esa persona considera más valioso. Para Edward, la alquimia es lo que le hace ser quien es, y era su posesión más preciada. Su disposición a sacrificar lo que más valor tenía para él era más que suficiente para satisfacer la Verdad, y por tanto la ley del Intercambio Equivalente.