La pandemia ha tenido un efecto negativo en todo tipo de negocios, pero los museos se han visto especialmente afectados, y el Museo Ghibli de Tokio no es una excepción. Esta caprichosa instalación, que alberga retrospectivas sobre el anime del director Hayao Miyazaki y sus colegas del Studio Ghibli, además de proyectar cortometrajes de anime que no pueden verse en ningún otro lugar, suele atraer a visitantes no sólo de todo Japón, sino también del extranjero. Sin embargo, entre los cierres oficiales durante los periodos de alta infección y el descenso general del turismo nacional y de las salidas de ocio en los últimos dos años, el número de visitantes ha descendido a una fracción de lo que solía ser, y el momento del descenso de visitantes es especialmente malo.
El edificio, que ya tiene 20 años, necesita varias reparaciones y proyectos de mantenimiento a gran escala, y la situación se ha agravado lo suficiente como para que el museo pida donaciones: “Actualmente, estamos operando con muchos números rojos… y si seguimos recurriendo a nuestras reservas financieras, creemos que el funcionamiento de las instalaciones y el mantenimiento previsto estarán en peligro”. La campaña de donaciones comenzó en julio para los donantes de Japón, pero esta semana el Studio Ghibli envió un mensaje a través de su cuenta oficial en la aplicación de mensajería/red social LINE en el que decía que ahora también aceptaba donaciones de los fans de fuera de Japón.
Se pide a los donantes que contribuyan con una cantidad igual o superior a 5.000 yenes (43,50 dólares), y como muestra de agradecimiento de Ghibli recibirán una postal de agradecimiento ilustrada por el propio Hayao Miyazaki, en la que aparece uno de los robots de Laputa: El castillo en el cielo, cuya estatua también se encuentra en el tejado del museo. Las donaciones se gestionan mediante un sistema llamado furusato nozei (“impuesto de la ciudad natal”), en el que los fondos donados a las empresas locales pueden reclamarse como deducciones fiscales al hacer la declaración en Japón. Si la donación es o no deducible para los aficionados extranjeros dependerá de las autoridades fiscales de sus respectivos países, pero incluso si no lo es, el programa es una oportunidad para contribuir directamente a la estabilidad financiera del Studio Ghibli, y ayudar a garantizar que el museo siga estando ahí para visitarlo cuando las fronteras de Japón vuelvan a abrirse al turismo internacional.
Entre los países de habla inglesa, se pueden aceptar donaciones de los seguidores de Ghibli en Estados Unidos, Canadá, Australia y Singapur. Lamentablemente, debido a complicaciones legales, no se pueden hacer donaciones desde el Reino Unido, China, los estados miembros de la UE y un puñado de otras naciones europeas.